J/23.L
Despiertas al lunes con esa sensación de vacío, de cansancio. Sabes que el curso llega a su fin, que puedes decir has cumplido los objetivos, que las vacaciones están a la vuelta de la esquina y que tienes que obligarte a pensar en ti.
Sufres una especie de vacío existencial, una sensación de que necesitas un propósito, un sentido.
Motivarte con algo: un proyecto más, un libro que escribir, una obra.
Últimamente, como escribías ayer, tienes la sensación de haber cumplido menos de lo que te habías propuesto.
Enfócate en el presente, te dices.
Busca nuevas actividades que te motiven.
Descansar, también. Tal vez sea lo que necesites. Pasar más tiempo en soledad y con Él.
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Somos tanto como no somos nada. Por eso en ocasiones te levantas de la cama sintiéndote una mierda y otras te acuestas pletórico de serlo todo. Sentir ser no es ese sentido de posesión, de tener.
Somos el sentido que le damos a lo que nos rodea. También somos ese valor o importancia que damos a lo que no somos o creemos nos falta. También la importancia que damos a lo que nos sucede.
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Es posible que en ocasiones, lo que más necesitamos no sea una solución inmediata a nuestros problemas, sino una presencia fiel que nos acompañe.
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Dar. ¿Qué daremos hoy? Recibes aquello que das.
Dar nunca es perder.
Aquello que damos, nos lo damos a nosotros mismos.
Dar desde el corazón.
Agradecer incluso cuando damos.
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“Todos vamos a morir, pero hay que buscar cómo hacerlo en paz. La muerte no es un castigo, es un proceso de la vida.” Thubteb Wangchen
Morir en paz. Marchar con los deberes hechos. Dejar tu legado.
La muerte no es ni un fracaso ni un castigo. Es algo que nos llegará a todos. Es parte del proceso de la vida.
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“Los perversos aceptan sobornos a escondidas para pervertir el curso de la justicia.” Proverbios 17:23
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¿Cuántas veces, en la vida, tomamos decisiones por impulso y aun sabiendo es así, no queremos reconocer nuestro error?
El orgullo suele distorsionar nuestra perspectiva de las cosas y hace que, en este tipo de situaciones, tomemos decisiones rápidas y egoístas.
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Durante la comida de hoy, en solitario, dabas vueltas a esa novela que está en tu mente desde hace tiempo pero que no está, porque nunca está escrita. Tienes el qué, lo que quieres. Te falta el cómo, el darle forma a algo que necesitas vomitar desde un punto de vista totalmente ficticio.
Sabes que la ficción y la realidad a veces se rozan. Que escribir es ese desahogo que convierte en relato ciertas vivencias, experiencias. Te gustaría que fuese una novela de crecimiento interior. Que enseñe, que muestre, que viva. Que no mienta en lo sentimental aunque exagere en lo circunstancial.
Todas tus historias están en las páginas de estos cuadernos.
J/24.M
No sabes muy bien por qué hoy te has vestido completamente de negro.: camiseta, pantalón y zapatillas. La única excepción son los lunares de colores sobre fondo negro de los calcetines. No te disgusta pero te sientes raro.
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La fe es un don, una llamada. Unos tenemos fe y otras personas, iguales a nosotros, no la tienen. Podría tratarse de un enigma, pero es así. Es un acto completamente libre. Nadie está forzado a tener fe.
La fe es confianza.
Tienes fe. Tener fe también es ser una persona que duda. No tienes certezas.
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Lo mejor que podemos hacer es observar nuestra mente como quien observa el cielo lleno de nubes: los pensamientos y las emociones van y vienen. Somos los que observamos, no las nubes.
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Puede ser difícil de creer, pero no hay crisis que dure para siempre.
Cuando todo se pone en contra parece que no existe una salida o, al menos, no se ve.
En ese momento solo nos queda aprender de la circunstancia, tener calma y esperanza. Pasará. Has pasado ya por mucho. Esta también pasará.
J/25.X
Haces estupideces, y las estupideces terminan por costarte dinero.
Hay días que tienes esa sensación de fracaso. No sabes por qué.
Ser infeliz con tu vida es lo más grave que te puede pasar… en la vida.
Ser infeliz porque los demás te hacen creer que no has sido lo que ellos creen o querían que debieses ser.
Ser infeliz porque sientes que nada de lo que has hecho ha merecido la pena.
Ser infeliz porque esperabas más de lo que eres o tienes.
Ser infeliz porque la vida, normalmente tienes que ver con la percepción que tenemos de la realidad.
Ser infeliz en la vida te hace ser débil y que lo aprovechen esos mismos que son partícipes de tu infelicidad.
Es ahí cuando surge ese maltrato, porque de la debilidad se aprovechan otros amargados.
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Acepta la realidad que te toca vivir, dicen los estoicos. ‘Amor Fati’. Tal vez en vez de ‘aceptar’ deberíamos decir ‘amar’. Amemos lo que nos pase porque por encima de todo, vivimos.
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Ni fuerces, ni supliques, ni persigas. Simplemente camina.
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No sé. Crees que la vida que soñaste en nada se parece con la que tienes.
Entiendes que son pensamientos de la edad, del momento.
J/26.J
No hay mayor infelicidad que despertar los días pensando que eres una persona infeliz.
Que te falta, que no tienes, que los demás si tienen.
Eres un tipo bastante gris, pero te niegas a pensar así. Tienes muchos problemas, pero te niegas a despertar y no dar las gracias a Dios por la vida, eso ya supone uno de los mayores motivos para sentir felicidad. La vida.
La felicidad somos nosotros. Nosotros nos creamos el mundo que nos rodea más allá de nuestras circunstancias.
No es tener más. Es sentir que de este día haré todo lo posible para que nadie nos quite esa sonrisa.
Uno de nuestros grandes errores es ese empeño en estar persiguiendo continuamente la felicidad. La felicidad no se persigue, la felicidad viene y va. La felicidad te encuentra cuando estamos abiertos, despiertos y no nos negamos a que entre.
No se puede estar feliz todo el tiempo, pero sí amargado, frustrado y, por lo tanto, infeliz.
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No te dejes robar el ánimo. Recuerda que puedes con todo.
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“Hay cosas que no sabía que sentía hasta que las escribí y me dolió leerlas.” Edgar Allan Poe
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Estás escribiendo, estos días, lo que pretendes sea un librito sobre esas virtudes que para ti son importantes. Serían algo así como una recopilación de ideas, de pensamientos, basados en el cristianismo, el budismo y el estoicismo, tus tres manuales de vida.
No sabes muy bien a dónde te llevará esto; no sabes si, como siempre, lo terminarás. Sí sabes
J/27.V
Seamos egoístas con nuestro tiempo, la mayoría de la gente no lo merece.
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No te cansas de pedirle a Dios que te guíe en la dirección correcta. Es difícil, pero sabes que Él está ahí siempre.
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Asombrarse. Admirar. Apreciar. Valorar. El asombro produce el cambio.
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Minaya. Una temperatura bastante elevada. Kika también por aquí, correteando. Llegas con el objetivo de descansar, nunca se sabe.
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Esta mañana, temprano, mientras caminabas por la Castellana, viste un pájaro en la acera. Se movía alrededor del tronco de un árbol, picoteándolo. Te fijaste porque era de una belleza poco común por ahí. Verde, con un pico largo y un brochazo de color rojo sobre la cabeza. Pudiste fotografiarlo, no a mucha distancia, y subir la foto en tu estado de WhatsApp. Un inusual descubrimiento en el centro de Madrid.
Hace un rato, tu primo S. te ha enviado otra foto del pájaro y su tipología. Se llama Pito Real y, casualmente, es de la familia de Aves de la Mancha.
El caso es, piensas, que qué hacía por allí esta bella especie, entre humos, urbanitas, ruido y asfalto.
J/S.28
Todavía te tiembla el cuerpo.
Un amanecer feliz, con tu teckel al lado, ese escándalo de cantos de todos esos pájaros que deben dormir en tus árboles y tejados. Has movido la cabeza y tres vencejos picoteaban en el patio junto a tu habitación, ajenos a ti.
Te has cambiado para ir al campo a caminar pero antes, era temprano, decides barrer el patio interior. Dentro de nada comenzarán a acudir las avispas, por el exceso de calor, y no podrás salir.
Estabas barriendo. Has escuchado una especie de golpecito dentro de la casa y un aullido de dolor de Kika. Has salido corriendo al comedor y allí estaba, tumbada, junto a los escalones de madera, mirándote como si hubiese hecho algo malo. Te has dado cuenta al instante de que tenía las patitas de atrás inmovilizadas. La has llamado por su nombre. No podía ponerse en pie. Has pensado de todo. Has intentado incorporarla y nada, no se sostenía, era como si no tuviese fuerza en las patitas de detrás. No mostraba dolor, no se quejaba, pero no se movía.
Tú también te has quedado paralizado. Las lágrimas en los ojos. ¿Se habrá hecho mal en la columna con el golpe?
Lees en internet. Es una raza que suele tener bastantes complicaciones en la columna, hernias. Tienen las patitas cortas y la columna muy larga.
Piensas. Crees que lo mejor es recoger y salir hacia Madrid para llevarla a un veterinario de urgencias.
Llamas por teléfono con ella en brazos, muy nervioso. No quieres dejarla sola. Tienes el corazón en doscientas pulsaciones. J te tranquiliza un poco, te dice lo mismo que ya has visto tú en internet. Decidís que lo mejor es volver a Madrid.
Llamas a A. Estás algo desconcertado.
Comienzas a recoger a toda velocidad. Te la llevas cerca de ti, en su cojín. No se mueve. Te mira.
En la ducha te pones a llorar. Le ruegas a Dios, otra vez, que no sea más que un golpe, que solo se haya hecho daño. Tienes un nudo en el estómago y el corazón encogido. Quieres a este animalito como a una persona. Es uno más en tu vida.
Sales de la ducha. La dejas un segundo y vas hacia el comedor a por la mochila para echar la ropa que sacaste ayer. Escuchas como unas pisadas, en la madera, lentas. Se ha movido. Ha caminado. Camina como un borracho, pero ha caminado.
Te tranquilizas un poco. Decides esperar.
Camina despacio pero camina, tal vez se esté obligando hacerlo al verte a ti recoger. Aunque le duela.
Hablas con tu hijo.
Buscas un veterinario cercano. La examina delicadamente, encuentra una luxación en una de las patitas. Se la coloca. No se queja. La pincha un antiinflamatorio. La pobre no se mueve. Te comenta que en esta raza, sobre todo en los pequeñines, los problemas con hernias, las patitas y la artrosis comienza pronto.
Te vas algo más tranquilo pero realmente preocupado. No está bien.
No sabes si ir a Madrid o qué hacer. Realmente estás asustado.
No ha bebido agua ni comido. Decides esperar. Tratar de tranquilizarte. Ver cómo evoluciona.
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Hay muchas decisiones que no hubieses tomado nunca.
Esa voz interna que te dice que no lo hagas, también por miedo. Pero has seguido adelante en ocasiones por no decir que no. Y has terminado por tirarte en piscinas en las que ni siquiera había agua.
Te ha podido más el corazón que la cabeza.
Y así has seguido tropezando en la misma piedra, una y otra vez, en ocasiones incluso poniendo la piedra tú mismo.
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“Una de las mayores adicciones de las que nadie habla es la adicción a pensar”. Eckart Tolle
Pensar puede convertirse en una droga y si no tienes cuidado te conviertes en un adicto más.
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Creer en uno mismo no es una cuestión de ego. Es que estás convencido de que las cosas se darán de la mejor forma posible.
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Kika está tranquila. No camina bien. Entiendes que el antiinflamatorio le ha hecho efecto.
Te das cuenta de que la quieres muchísimo. Te hace reflexionar.
Sufriste mucho con Mozart y eso que el pobre hasta el final de sus días no dio ningún problema. Hoy has sufrido. Estás sufriendo. Te has asustado tanto que llegaste a paralizarte.
Sabes que ha sido un accidente.
J/29.D
Te han despertado. Rompen el silencio, justo en el amanecer, cientos de pájaros en esos patíos tuyos. Es un despertar glorioso, agradecido. Naturalmente rural.
Kika ha dormido toda la noche. Prácticamente no se ha movido. La coges y la pones en el suelo. No camina bien aunque algo mejor que ayer tarde.
…
Hay un sufrimiento evitable y otro que es inevitable.
Nuestra vida solo es transformable desde nuestro mundo interior, cultivando esa paz que nunca dependerá de las circunstancias externas.
Todos tenemos días en los que el mundo externo es como un detonador. Todo nos molesta. En cambio otros, en iguales circunstancias, es como si todo nos importase un pimiento.
“Es incontable el número de personas que piensan que no se han de morir nunca, que están absolutamente seguras —en virtud de la seguridad inconsciente, que es la más fuerte de quedarse para siempre en esta tierra. Casi todo el mundo, quizá todo el mundo. El hombre no está construido para pensar en la muerte. No solamente no piensa que ha de morir, sino que —si por azar lo piensa— le parece inconcebible. Cada día pasa ante nuestros ojos algún entierro. Nos parece natural. Es decir: nos parece natural que los otros se mueran, y absurdo que, personalmente, la muerte nos golpee. En virtud de este curioso fenómeno defensivo, la capacidad racional del hombre se encuentra permanentemente minimizada por esta amnesia. Vivir implica una capacidad racional limitada, incompleta”. Josep Pla en El cuaderno gris